Ahí va la de hoy:
Hoy veo la vida como una bola de cristal. Vivimos dentro de ella,y no nos preocupamos de nada más aparte de nosotros, pero un día alguien que manda en nuestra vida o influye en ella más de lo que podemos pensar, llega, coge la bola y descarga sus sentimientos con ella. Aquel amigo, enemigo, o total desconocido, puede hacernos reaccionar de distintas maneras: puede agitar suavemente la bola y hacer que en nuestra vida aparezcan miles de motas de purpurina,que reflejan la luz del sol y al girar nos hace ver colores preciosos. Pero también puede pagar su enfado con ella, lanzarla al suelo y hacer que su cristal se rompa en mil añicos, dejándonos sin protección y sin su cariño cada vez que tomaba la bola en sus manos.Así, toda la purpurina que antes era nuestra alegría saldría de la bola, al igual que de nuestro corazón.
Esperemos que la persona a la que decidáis confiar la bola cristal de vuestra vida la cuide y proteja para que no se rompa, y cada día la agite para hacernos sentir felices.